La industria de los videojuegos ha experimentado un avance exponencial en la última década, y uno de los aspectos más destacados de esta evolución ha sido el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) aplicada a los personajes no jugables (NPCs, por sus siglas en inglés). Estos elementos, que una vez fueron simples secundarios con comportamientos predecibles, han evolucionado hasta convertirse en entidades virtuales sorprendentemente complejas y realistas. Este artículo examinará la fascinante trayectoria de la inteligencia artificial en los NPCs, desde sus humildes comienzos hasta las proyecciones futuras de esta tecnología innovadora.
Los primeros pasos: IA rudimentaria en los NPCs
En las primeras etapas de la industria de los videojuegos, los NPCs eran criaturas relativamente simples, con patrones de comportamiento preestablecidos y respuestas limitadas a las acciones del jugador. Estos personajes eran controlados por algoritmos básicos que determinaban sus movimientos y decisiones en un entorno virtual. Por ejemplo, en el icónico juego de arcade "Pac-Man", los fantasmas seguían rutas predeterminadas y reaccionaban a las acciones del jugador de manera bastante predecible.
La transición hacia la IA reactiva
A medida que los videojuegos se volvieron más complejos, también lo hicieron las demandas sobre la IA de los NPCs. Surgió la necesidad de que los personajes en el juego fueran capaces de reaccionar de manera más dinámica y realista a las acciones del jugador. Esto llevó al desarrollo de lo que se conoce como IA reactiva, que permite a los NPCs responder a estímulos específicos y adaptarse a situaciones cambiantes en tiempo real.
Por ejemplo, en juegos de disparos en primera persona como "Half-Life", los enemigos comenzaron a emplear tácticas más elaboradas, como buscar cobertura y coordinar ataques, lo que requería una mayor capacidad de procesamiento y toma de decisiones por parte de la IA.